Me devuelves el Loro por favor?


 Yo sé que no quieres volver a oír de mí – o eso has dado a entender- pero es necesario que te aclare un par de pequeñeces. Mi soledad de hoy y tu desamor son temas grandiosos en mi vida, pero pareciera ser que en los momentos cruciales las pequeñeces adquieren su propia dimensión, su propia circunstancia, su propia trascendencia.


Y esto viene a cuento porque recordarás que en mi última carta te reproché el que te hayas llevado algunas cosas del que fuera hasta hace poco nuestro común hogar. Pues bien, apuesto mi cabeza a que te he dejado una pésima impresión con tales pedidos.

 Es necesario que sepas que no hay ningún matiz materialista en ellos.Te dije que la jaula del loro – con el loro incluído- ha dejado un vacío en la sala que no consigo remediar con ningún perchero ó cosa parecida y no recupero el equilibrio del decorado; te dije que el la toalla blanca con vivos rojos es mío porque tiene los colores del River Plate (que bien podrías haberte llevado la toalla amarilla); te dije que los discos de vinilo de Joan Manoel Serrat no los puedo reemplazar con nada en esta época de compactos, emepetres y emepecuatros; Te dijeque la taza grande de porcelana negra era mía porque fue regalo de mi hermana.

No tengo presente cuantas tontería más incluí en la lista. Pero quiero que sepas la verdadera naturaleza de mi reclamo.  Extraño el loro porque apenas te levantabas cada día, y mientras calentabas el agua para el desayuno, le hablabas, le reías y le hacías caras y muecas, éramos dos los que nos embobábamos con tus tonterías. Claro que tú estabas concentrada con el loro y no me veías a un costado de todo. Extraño La toalla blanca porque no sé si por su hechura ó su consistencia siempre estaba impregnado con tu perfume, y al usarlo era como quedar envuelto en tus brazos. Extraño los discos de Joan Manoel porque mientras la púa recorría los surcos tú balbuceabas las letras con la mirada perdida por los rincones. Extraño la taza negra porque de ella bebíamos juntos como si fuéramos una sola boca. Extraño cada cosa que te llevaste y te extraño en cada cosa que me dejaste.

¡Devuélveme el loro! Pero por favor, ven con él. Te prometo que no volveré a descuidarte a partir de entender cuánto me golpea tu ausencia. Espero que el loro también me extrañe y te convenza para esta segunda oportunidad que te estoy pidiendo

Sin Dientes


Ay, cariño, te juro que la culpa es de quien te hizo el trabajito y te vendio las placas, que no me ajustaban muy bien del todo. Mira que lo digo veces, debería estar prohibido engañar así a la gente, vender cosas que no sirven, que después, pasa lo que pasa.

Verás cariño, no era mi intención estropearte la fiesta. Cincuenta años juntos he tenido muchos dolores de muelas, de esos que no dejan dormir por la noche.  Si haces memoria, nunca te llevé la contraria.

Me decías, “¿quieres un poco de medicina?” y nos queríamos más que ayer y menos que mañana. Así siempre, con la locura de mis muelas que no dejaban de ser tu oficio.  Si no hubiera sido por mis dolores de muelas no nos  habríamos conocido. Y te juro que aunque no me fiaba al verte con las tenazas cuando me querías quitar una de mis muelas, me estuve bien quieto en el asiento. Dijiste que te habías enamorado de mi locura al primer tirón. Cincuenta años después de aquello, a punto de celebrar nuestras bodas de oro, no te culpo de la situación de mis nuevos dientes.

Verás, me explico, por más que lo intente, no recuerdo malos momentos contigo porque los trituré con mis muelas. Los dientes de enfrente perdieron el filo de tanto morderte y los incisivos se cayeron poco a poco desde hace mucho.  Porque se puede andar por la vida sin abrigo, sin rimel, sin amor, pero sin dientes no.

Con ellos he saboreado tus mejores platos, he recorrido cada rincón de tu piel. He masticado instantes únicos.

Te confieso que la dentadura postiza que me has regalado por nuestro aniversario me gustaba mucho. Juro que la he sujetado bien pero ha sido la emoción de verte tan bonita  que abrí tanto la boca que me saltaron los dientes por los aires.

Por lo visto quería probarte antes que yo. Con que se me cayeran  he conseguido arrancarte una sonrisa tan intensa cómo cuándo nos conocimos. Y con la emoción me he olvidado de los dichosos dientes.  Y mira, cariño por favor  no te rías.  Dale un beso a este desdentado ( sin dientes) que te quiere con locura y, más  que el primer día.

Cuando Vuelvas

Te me vas, te me vas de la vida
como van las arenas al mar.
Te me vas, sabe Dios si es mentira,
sabe Dios si otra vez volverás.
Cuando vuelvas
nuestro huerto tendrá rosas,
estará en la primavera floreciendo para ti.
Cuando vuelvas hallarás todas tus cosas
en el sitio en que quedaron cuando quisiste partir.
Cuando vuelvas, virgencita del recuerdo,
pedacito de mi vida, reina de mi soledad.
Cuando vuelvas arderán mis pebeteros
y una lluvia de luceros a tus pies se tenderán.


Tenderan: significa poner o extender una cosa
con un fin determinado


Que es pebetero:   http://es.wikipedia.org/wiki/Pebetero

No te engañes


Tú no seas como todos los que miran
y ven el mismo paisaje:
un extenso valle
y en medio un árbol solitario.
Acércate al árbol verás entre sus ramas
un nido
escucharás al viento que sacudiendo sus hojas
parece murmurar oraciones
verás cómo a las raíces gruesas las abraza
con fuerza de madre la tierra.
Tú no seas ciego y sordo como todos los que miran
y ven un paisaje desolado
donde en verdad hay vida
movimiento y música.