Los sueños


Cuando emprendas tu viaje hacia tus sueños
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No has de temer ni a el pasado ni futuro,
ni al paso del tiempo.


Nunca   monstruos   encontraras en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los miedos y el temor
no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.


Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.

Que puedas detenerte en los mercados,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, chocolates, especies, y herramientas,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades
para aprender, y aprender de quienes saben.

Conserva siempre en tu alma el sueño que tienes:
que llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla de tus sueños,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.

No has de esperar que tus sueños te enriquezcan:
Tus sueño te ha concedido ya un hermoso viaje.
Si ella no te hubiera abandonado, jamás habrías partido;
mas ya no tiene otra cosa que ofrecerte.
Perdonala ya, ella no te ha engañado.

Y si siendo ya  viejo, con tanta experiencia,
le sigues queriendo entonces significara
que si la amaste de verdad.