Antes aún
de saberte
de soñarte
de quererte...

¡Mucho antes!,
te tenía
te pensaba
te sabía...
Reconozco haber hecho el tonto en más de una oportunidad. Incluso ahora que esto escribo. Reconozco haberme comportado, en ocasiones, como un adolescente ansioso e inmaduro. Reconozco que por momentos -a veces excesivamente prolongados- las cosas se me fueron de control. Sólo pediré que si de juzgarme se trata, se tome como atenuante haber estado bajo la influencia de algún hechizo más poderoso que mi capacidad de reacción y se me acuse, en cualquier caso, de estar enamorado. ¡Sí! Enamorado. Reconozco haberme enamorado de una forma absolutamente irracional.

Te amo como nunca amé a nadie y este sentimiento, no por el sentimiento mismo sino por la magnitud, me es algo totalmente desconocido. Entiendo, por ello, que hasta ahora no he sabido lo que significa estar enamorado. Creí saberlo y no estaba sino viendo la punta de un iceberg, una pequeña muestra de lo que puede ser el amor de un hombre hacia una mujer. Me doy cuenta de que el techo de los sentimientos (si es que existe un máximo de intensidad para los sentimientos) es inalcanzable y que siempre habrá un nivel mayor: un estado superior incomprensible en tanto no se alcance y se viva. Nadie ama "como nunca volveré a amar" sino, más bien y a lo sumo, "como no había amado antes". Entiendo, ahora sí, aquellas expresiones, que siempre juzgué exageradas, como "me falta el oxigeno sin ti", "no puedo respirar si no estás a mi lado" y cosas por el estilo.

Me enamoré de verdad y no estaba preparado para esto. No estaba preparado para los cambios que se dieron en mi interior ni para asimilar las necesidades desconocidas que surgieron. Mis convicciones, mis rígidas estructuras de pensamiento no estaban preparadas para tal cosa. Me sobrepasaron mis propias palabras. No pude quedarme en el sólo verte como "río que calma la sed y me da fuerzas para seguir". No hace mucho, en una pregunta, te entregué la vida y tuviste la sensatez de rechazarla. Ahora, que a pesar de ser -no me cabe duda- uno de los mortales más ingenuos sobre este mundo, sé reconocer perfectamente cuando llueve y cuando deja de llover, me toca intentar recuperar la normalidad.

Me toca reaprender a verte y pensar en ti como persona: una más de las tantas con las que tengo algún tipo de relación -a lo sumo, como la más querida y mejor de mis amigas-, pero es necesario que deje de verte con los ojos de este amor tan grande que te tengo y, por sobre todo, que deje de pensar en ti como mujer.

¿Cómo hacer?  Si jamás me hubieras permitido acariciarte, por más grande que fuera el deseo, mis manos no tendrían hoy esta necesidad inmensa de recorrer los caminos de tu piel.

Leo los versos de un poeta que conozco y me parece que fueron escritos leyendo en mi interior:

...
"Por qué no te encontré cuando en mis campos
sin labrar, aún dormían primaveras;
cuando en mis manos aún tenía
verdes sueños que ofrecer en libertad?

"Hoy que el tiempo ha forjado sus cadenas
en mi vida, eslabón por eslabón;
que mi sangre circula en otras venas
con la fuerza envolvente de un ciclón,

"... es poco lo que tengo para darte:
el rumor de algún lejano pensamiento
y el lamento de este ya tardío amor."
(de "lamento del amor tardío",
Joldan, 2004)

Recuperar la normalidad significa  dejar de soñar, de planear estrategias para verte, de "cuadrar" horarios para tener siempre un tiempo disponible y, en cualquier caso, significa dejar que el tiempo haga su trabajo, ya sea para unirnos o separarnos más; en otras palabras, dejar que las cosas sucedan a su propio ritmo, sin buscarlas y menos aún, forzarlas; simplemente dejando que sucedan como sucedieron aquella noche que fue tan especial o aquella tarde, que ninguno de los dos planeó, en cierto fiesta a la que fuimos sin ser invitados.

No significa eso que pueda, quiera, o vaya a dejar de amarte. De hecho, no quiero y, a juzgar por lo profundo que estás dentro de mi -entre otras cosas de las que no tiene caso hablar ahora-, creo que dejar de amarte no sería posible; lo que sí te puedo asegurar es que con todo el amor que te tengo voy a construir la perla más grande y más hermosa que el universo haya visto jamás.

No será una perla que verás "colgada" en un collar pero cuando la tengas delante, con seguridad sabrás reconocerla.

Durante los momentos en que no hay posibilidad de hacer otra cosa más que pensar y escribir, surgió días atrás esto que aquí dejo por si te pudiera interesar.

I


Debo olvidar el sabor de tus besos
debo olvidar el calor de tu piel
debo olvidar que una vez fuiste mía
que te tuve en mis brazos
que bebí de tu miel.

Y no es que quiera olvidar -¡no!, no quiero-
...............................es que no puedo
seguir amándote como se ama a la luna:
..........aullándole a distancia
con la certeza de no poder alcanzarla.


II


Déjame verte aunque sea por ratos.
Déjame amarte aunque sea de a poco:
..........(sentirte, tocarte, saber que eres más
..........que un amor imposible, una imagen,
..........un recuerdo entre mis mejores recuerdos...)

y si no, deja que me vaya
donde tu recuerdo no pueda alcanzarme,
donde pueda vaciarme de ti gota a gota
y gota a gota acabar
con esta dependencia que me esclaviza
a tus brazos, a tus besos, a tu piel.


III


Puedo ser
el más ingenuo de todos los mortales
o (lo que es lo mismo) el menos suspicaz,
pero sé perfectamente cuándo llueve
y cuándo deja de llover.



IV


Ya no hay espacios.
¡Bah!, en realidad nunca los hubo.

Si algún espacio tuvimos,
fue porque lo buscamos:
nosotros lo construimos,
en algún sueño, en el aire
en la mitad de un sendero
en un cruce de caminos
Se los robamos al tiempo.


V


Es cierto:
lo que hubo entre nosotros fue hermoso...
lástima que no hayan quedadado fotografías
para guardarlas en el álbum
junto a otros recuerdos igualmente fantásticos.



Mi amor clandestino en el silencio 
Inevitable casi como respirar
Y te sueño piel con piel
ahogado en besos y tus risas amor
en tus mundos en tu Mar.

No te engañes mas ya no te mientas...
ya no tengas miedo corazón.