De repente.


Se me ocurre así, repentinamente,
regalarte unas palabras,
unas notas, unas frases, un poema;
tú lo haces constantemente
sin tregua, sin descanso,
me regalas tu risa, tus encantos.

Tal vez sin darte cuenta
o a propósito, me acompañas,
en mis sueños, en mi calma.
tal vez sin darte cuenta
o a propósito, te has metido
en mi corazón, en mi vida,
en mi alma.


Déjame que te muestre,
aunque sea a propósito
o sin darme cuenta,
un sentimiento, una luz,
un emblema.

Déjame que te diga
de qué forma lo siento,
deja que acuda a tu encuentro
déjame que te escriba  estos poemas.

Tu Vienes


Yo te quiero como te veo ahora
intacta y nueva,
como si el grave viento de los sueños
de nuevo hubiera dado
fuego a tu cabellera
y en trigo y plata hubiera sumergido
tu cuerpo hasta dejarlo deslumbrante.
Yo no sufrí en estos dias, amor mío,
yo sólo te esperaba.
     
Tenías que cambiar la actitud
derrotista
y de mirada
después de haber tocado la profundo
del dolor.
Estas saliendo del agua
pura como una gota levantada
por una ola nocturna.
     
Novia mía, tuviste
que morir y nacer, yo te esperaba.

Yo no sufrí buscándote,
porque esperaba que vendrías,
una nueva mujer con lo que adoro
de la que no adoraba,
con tus ojos, tus manos y tu boca
pero con otro corazón
que  amaneció hoy  a mi lado
como si siempre hubiera estado allí
para seguir conmigo para siempre.
     

Este pobre poema de amor para tí

Hoy te ofrezco
Mi fruto, mi flor,
mi historia de amor,
mi caricias.
Mi humilde candil,
mi lluvia de abril,
mi avaricia.
Mi trozo de pan,
mi viejo refrán,
mi poema.
La fe que perdí,
mi camino
y mi carreta.

Mi dulce placer,
mi sueño de ayer,
mi equipaje.
Mi tibio rincón,
mi mejor canción,
mi paisaje.

Mi manantial,
mi milpa,
mi riqueza.
Mi leña, mi hogar,
mi techo,
mi nobleza.
Mi fuente, mi sed,
mi barco, mi red
y la arena.

Donde te sentí,
donde te escribí
mi poema...