Que grande eres amor,
que me das mil razones 
y luego la locura. 

Que perfumas mi cama
y escondes las rosas. 

Tras vencerte te pierdo,
tras amarte me odias.
Que dueño del viento,
tu borras mis huellas,
que dueño del tiempo,
me añoras y olvidas.


Que injusto eres amor,
que no distingues 
entre buenos ni malos.

Que le vuelves la espalda
al que siempre ha luchado.
Al que lo ha dado todo 
esperando muy poco.


 
Que te bebes mi vida
y que sigues sediento.

¡Que grande es este amor! 



Yo quiese  ser como el sol
que te acaricia la piel
y que se aparecia sin que lo llamaran

y quiero ser manantial
de agua fresca que calme tu sed
que puedes tomar sin necesidad
de pensar de donde viene o a donde va 
queria ser el calor
que tu buscas en la oscuridad
y la primer sensación
que tengas al despertar,
queria   hacerte florecer,
amarte hasta morir
y un poco mas después
 
pero no me pidas paciencia mi amor,
que la vida no sabe esperar
su magia te toca una vez
y si no la retienes se va
Muy simplemente, sin excesos,
con sus frutos coronaban la estadía
que mi mano en tu fina cintura hacía,
cuando la marimba ebría de embelesos,
entre el  aroma de pinos y cerezos,
tu corazón y mi corazón unía.


Fueron horas de irrevocable alegría
!En tus labios sólo cabían mis besos!

Entones, tu cabeza sobre mi hombro,
yo acariciaba, y tu voz, con asombro,
los mirlos repetían, cuando tu cuerpo
rodeaba con mis brazos. Sin frenesí,
la vida a nuestro amor siempre dijo; sí.


Dejé todo, y ahora estoy solo
y abandonado en el puerto.