Mujer

Con la patente del corazón vencida
camino entre los cadáveres
buscándote mi amor,
Y no te encuentro.


Asombro del que no te conoce,
Capricho mio,
Mujer que entraste
 en mi vida a pesar
de los cerrojos que
 puse en todas mis puertas.

Atraviesas las paredes
De mi cuerpo y de mi alma
Y me derribas los muros
con que protegía a mi corazón.

Mujer de mi mala suerte
cementerio  entre
mis flores-

Engañaste a la gitana
 porque no estabas
escrita en la palma de mi mano.
Ni en las estrellas del cielo,

Confundiendo a mi destino
Con solo aparecer en mi vida
Alguien dijo tu nombre
Para que ya no pueda dejar de oirlo
Resonando en el maldito mundo
donde te espero en vano


Como duele este tiempo de no verte
Cuanto pesa tu ausencia
Estoy cansado de respirar para vos
De encontrarte en
cada instante de mi soledad
Para que me devuelvas
puntualmente al día y
ala hora en que te conocí.



Apágame las flores
Que me quitan el sueño.
Cuando apago al luz
Se enciende tu risa

No tan solos

Aquí, bien lejos.
Lejos de todo, de todos.
Aquí, donde el frio
es el único rival,
en ese dia era donde
debia estar.



Tu pelo se mece sin caer.
Tus ojos, entrecerrados,
conteniendo una lágrima
visible aún,
son la ventana
en medio de la nada,
por la que queria ver.

 Tus manos en las mías,
y tu cabeza en mi hombro.
 Mi abrazo fuerte,
como pidiendo una prórroga
a este momento de
 verdadera existencia.


No hay ruidos,
sólo sonidos.
No hay más corazones
 que los nuestros.

 No hay observación,
 no hay crítica.

Estamos fuera del
paréntesis del que nos arrulló
 y luego nos descobijó.

 Estamos en la soledad grata,
 en la soledad acompañada
sólo por uno.

No hacen falta palabras
, no hacen falta los símbolos
 que inventaron para callarnos.


Sólo estamos sometidos
 a una sonrisa, a un llanto,
 y luego llega la vida  de siempre,
 la ansiedad de no poder disfrutar e
ste momento siempre,
de no poder respirar
en semejante escenario,
y hago crecer, enfermizamente,
en el terrible reflejo
 de lo que somos para los demas.

Al fin

Al fin estoy aquí, sumido en mi tranquilidad. Al fin llegué donde quería, donde necesitaba. Siento que no tengo nada pendiente, que nadie me espera a destiempo, que tengo que mirar hacia algún lado particular. Siento que si me duermo ahora, no cambiaría mi posición…ni mi sonrisa. La mirada se me pierde entre nubes, montañas, agua, gente que no pregunta ni espera respuesta. Mis pasos se sienten en bajada, como cortando la brisa que me viene a encontrar. Siento que todos los vacíos de mi pasado comienzan a rebosarse y derramarse sobre quienes me rodean, sembrando tranquilidades, alegrías, conformidades. Entre los vaivenes de mis párpados alcanzo a recordar a quienes me tendieron su mano y se me llenan los bolsillos de agradecimiento… ya vengo, voy a vaciarlos.