Carta a Dulcinea

Oh señora no sabe cuanto placer me causa la idea de estar siempre amándola.
Ruegote a ti misericordia por la dedicación con que en mi corazón, en vez de disminuir aumenta por la vuestra Hermosura.

Yo no puedo claudicar como simple hombrecillo, quien no puede saber cuanto cuesta conquistar batalla grande de tiempo largo.

Porque jamás fueron triunfos importantes aquellos que en simples batallas se ganaron de inmediato.

Es bien sabido y necesario prolongar los dulces quebrantos de ganarla, pese a tratar de años y más años.

Ya me estoy dando cuenta cuanto ha de costarme el triunfo de conquistar tu amor.

Mi estrella, mi sueño dorado, he de confesarte que de ti estoy enamorado

Pues llegara el dia , que de la mano caminemos al paraiso donde juntos y solos, seremos felices amandonos con loco amor.


Donde como exaltado de mi deidad grito al firmamento.

¡Vivan los locos que inventaron el amor!



Don Quijote de la Mancha