Respuesta a una querida

En respuesta a lo que hablamos hoy en el chat, querida amiga, debo decirte que me alegra que no te hayas ofendido. Al contrario: más bien que te halaga mi propuesta. Incluso la forma de plantearla, no muy tradicional, pero de todas maneras me parece la más adecuada.

Quizás, de habértelo dicho de palabra y frente a frente, te hubieras sentido, confusa y avergonzada, y probablemente por ello hubieras rechazado mi oferta, y quién sabe si después hubiéramos sido incapaces de volver a mirarnos a la cara, temiendo tu haberme defraudado y yo pensando que te habia ofendido, y hubiéramos perdido la dulce amistad que nos une.

Una mensaje de texto aunque corto, sin embargo, me ha permitido hablar sobre el asunto, calibrarlo, darle vueltas en la cabeza fantaseando sobre ello, y constatar, querida lolita, el deseo que crecía imaginándolo, que ya no me permitiría quitarme la idea de en medio si a vuelta de correo me respondieras que has reflexionado y ya no quieres que suceda.

Por eso sin embargo, querida, he decidido escribirte, mi respuesta, para que puedas pensarlo, aunque me consta por tus palabras que ya lo habías hecho antes, y decirte que si, que yo también quisiero; que me cuesta, ahora que te escribo, terminar cada párrafo sin detenerme a acariciarme imaginando el día (o mejor la noche si no tienes preferencias del momento) en que vamos a encontrarnos cara a cara mirándonos cómo ya lo habíamos hecho antes.


Me dices que aceptas mi oferta entusiasmada y que eres novata, pero tengo la paciencia y el tiempo para enseñarte y casi no puedo esperar a que me beses, y quiero que sientas como muerdo cada parte de tu cuerpo, y que te exites al sentirme. Que hay alguien mas en mi vida, no me importa.


Puedo imaginarme buscando con mis manos tu cuerpo, puedo imaginarme metiendote la polla, callado jodiéndonos mientras bailamos, y mis dedos apretándote los senos, pellizcando los pezones, rebuscando entre tus piernas la caricia mojada, abierta de tu sexo temblando, escarbando, rodeando de caricias los extremos; puedo imaginar mi polla que te rasga, mientras jalo tu pelo; puedo imaginarme solo contigo estremeciéndonos juntos tan familiares y confiados por fin, de tener sexo sin condon, como me dijiste que te gustaria.



Ando delirando y suspirando mientras llega el momento en que el gmail te lleve los ecos de este ansia que siento, y que sueño que sientes tu también, desde que me escribiste y siento cómo si cada día de todos estos dias, que estamos separados hubieran sido tan solo un paso más en el camino de tenerte.


¿Querrás, querida amiga, dejar que beba tu deseo estremeciéndote? No me lo pidas, lolita, permíteme que sea yo quién te suplique que me llenes de ternura y de quejidos dulces, cómo de agonía lenta; de caprichosos espasmos arrítmicos, tiernos cómo los besos; de roces de dientes helados cómo espadas. Deja que te tenga y podre hacer contigo lo que quiera, y lo que quieras tú, llenar con esperma tu boca, y podras si deseas azotarme.


Deja que nade en ti, y prometo que seré para siempre de los dos mientras tú quieras.

Claro que quiero, querida niña, y estaré esperando cada noche hasta que vengas.