Hay algunos que dicen
que todos los caminos conducen a Roma
y es verdad porque el mío
me lleva cada noche a ti
y tu no estas
e igual te dedico una sonrisa,
una blasfemia y un poema;
luego apago mis ojos
y duermo con tu nombre besando mi boca.
Ay, amor mío,
qué terriblemente absurdo
es estar vivo
sin el alma de tu cuerpo,
sin tu latido.
Que el final de esta historia,
enésima autobiografía de un fracaso,
no te sirva de ejemplo,
hay quien afirma que el amor es un milagro
que no hay mal que no cure
pero tampoco bien que le dure cien años;
eso casi lo salva,
lo malo es que todavia estas en mi mente.
Aunque todo ya es nada,
no sé por qué te escondes y huyes de mi encuentro.
por saber de tu vida
no creo que vulnere ningún mandamiento;
tan terrible fue todo
que ni te atreves a mostrarme tu desprecio,
pero no me hagas caso,
lo que me pasa es que este mundo no lo entiendo.
