Carta Baronesa Barcelonesa

Muy señora mía, al salir de la noche tormentosa y durante la cual no he cerrado los ojos, después de haber estado sin cesar consumido por el fuego devorador, ya en un completa perdida de mis facultades mentales. Quisiera encontrar cerca de Vuestra Merced la tranquilidad que hoy me es tan necesaria, y de la que, sin embargo, no espero gozar todavía. En efecto, la situación en la que me encuentro al escribir a Vmd. me hace conocer más que nunca la fuerza irresistible del amor; tengo mucho trabajo en poseerme para poner algún orden a mis ideas, y ya preveo que no podre acabar esta carta sin verme obligado a interrumpirla.



!como! ¿He de esperar que un día experimente Vmd. la agitación que siento en este instante?

Sin embargo, me atrevo a creer que si Vmd. la conociese bien, no seria tan insensible a ella. Crea me, Señora que a pesar de los martirios que Vmd. me hace sufrir, puedo asegurar, que en este momento soy mas afortunado que Vmd. porque poseo la felicidad que da la posibilidad de tener todo a mis pies (mujeres, dinero, oportunidades y hasta Vmd).

Que en vano me castiga Vmd. con sus rigores excesivos, ofreciendome solamente su amistad; pero esto no me impide abandonarme enteramente al amor, y olvidar, en medio del delirio que me causa, la desesperación a que Vmd. me condena con esas tontas ideas. Por eso atreves de esta carta quiero vengarme del destierro a que Vmd me impone con sus ideas de separación.


Me despido Vmd., dueña de mi vida; y siempre con igual ansia de tener pronto noticias de Vmd. como cada mañana, Sin embargo la sensación dicha ha huido lejos de mi, dejando en su lugar las privaciones mas crueles. ¿De qué sirve hablar con Vmd. de mis sentimientos, si busco en vano los medios para convencerla?


El Marquez