Pensando

Estoy pensando en lo que pudo pasar. En lo que querrías que hubiese ocurrido. En lo que nos hubiera gustado saborear.

Algunas veces, cuando pasábamos la tarde juntos, me perdía en el escote de tu blusa. Recuerdo algunas veces cuando por el roce de mis manos, tus pezones se endurecían sin que tú pudieras hacer nada. Y todo tu cuerpo estaba pendiente de mí.

Más de una vez te dije en forma descarada que quería hacerte el amor. Tu hacias como que no escuchabas, y aunque nunca me respondiste sé que tu tambien querias hacerlo.

No hacía falta que dijeses nada. Casi no podías hablar. Lo que alguna vez oiste hablar a tus amigas, en varias ocasiones, se estaba haciendo real, te estaba pasando. Sé que estabas excitada, perturbada, a punto de perder el control... de perder la virginidad.

Mas de una vez note como tus manos se agarraban a mi cintura y perseguían mi piel debajo de la camisa,... curioseaban hasta adivinar mi excitación. Mi deseo. ¿Nuestra perdición?

Nos acariciamos durante unos minutos. Sonreíamos y suspirábamos nerviosos, conscientes de que no era una buena idea, el seguir adelante.

Nunca en los días que pasamos juntos, dejamos de desearnos, acariciarnos, de besarnos. Tú no podías hacer nada... más que estremecerte y disfutar. Pedirme que parase, sin querer que lo hiciera.

Deseo. Esa es la palabra. Solo fue deseo.

Estábamos fuera de sí. Ardientes. Calientes. Descontrolados. Locos.

¡Lastima que solo se quedo en deseo!

Por eso me estremezco en pensar como hubiese sido, si no me hubieses pedido que me detuviera, si nos hubiésemos dejado llevar por el deseo.