En el año 8 de este segundo milenio DC, al llegar a estar
rodeado por los enemigos , Williams Morgan debió enfrentar
una de sus más grandes batallas.
Al desembarcar comprendió que los soldados enemigos
superaban en cantidad tres veces mayor a su gran ejército.
Sus hombres estaban atemorizados y no encontraban motivación
para enfrentar la lucha.
Habían perdido la fe y se daban por derrotados.
El temor había acabado con aquellos guerreros que alguna vez
se creyeron invencibles.
Cuando Morgan hubo desembarcado a todos sus hombres en la costa
enemiga, dio la orden de que fuera quemada la nave.
Mientras el barco se consumía en llamas y se hundía en el mar, reunió
a sus hombres y les dijo:"Observen como se quema el barco.
Esa es la única razón por la que debemos vencer , ya que si no ganamos,
no podemos volver a nuestros hogares en las Europas y ninguno de nosotros
podrá reunirse con la mujer que tanto aman, y que esta en otras tierras,
ni podremos abandonar esta tierra que hoy despreciamos.
Debemos salir victoriosos en esta batalla ya que solo hay un camino para salir de aqui
y es por mar.
Caballeros: cuando regresemos a casa lo haremos de la única forma posible, con el dinero de el enemigo!".